Hungaroton, 1989. Se
parece bastante poco a lo que escuchamos habitualmente de la música
húngara. Son dos cuerdas, guitarra y laúd, algo de percusión
casera, muchos pitos y palmas ―normales en la música gitana―, y
unas voces rasgadas, curiosas y bien conjuntadas, una de ellas
femenina. Es muy curioso también, que una de las voces masculinas,
la más grave, hace... efectos de percusión!!! Las canciones son
tradicionales de los gitanos, y se suelen alternar entre piezas
vocales e instrumentales, aunque, como hemos dicho, con
instrumentación muy ligera. El efecto que produce el disco es
curioso, sobre todo por esa 'percusión vocal', es como ir dentro de
un carromato, yendo a paso cansino sin rumbo fijo por el mundo.
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