Last
Call, 1999. Nunca pensamos ―ni podremos pensar― en la cárcel
como un lugar agradable, aunque pueda estar en un paraíso como la
Polinesia Francesa. Nuutania es la principal prisón de Tahití, y
supongo que no tiene nada que ver con los bucólicos cuadros de
Gauguin. Allí se desarrolló un proyecto de Philo Fournier
para producir un disco con los reclusos, y el resultado es este
Nuutania. 50 reclusos, ninguno músico profesional, trabajaron en la
elaboración de las melodías, de las músicas, construyeron los
instrumentos tradicionales, ukeleles y hasta diseñaron el aspecto
gráfico del disco. El resultado es un trabajo con calidad desigual y
un cuanto ecléctico en cuanto a la música: mucha música del
pacífico, algo de gospel, algo de soul, algunas piezas corales a
capella... pero un disco pleno de emoción y, sobre todo, muy humano.
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